Ya tengo mi poker de
maratones, los cuatro en Madrid, mi Madrid. No fue fácil, el día
anterior tuve una boda por la noche y aunque traté de escaparme como
la Cenicienta, no fue una circunstancia “óptima”. Del tiempo, qué os voy a contar a los que estuvisteis por allí, lluvia, viento,
charcos…con eso y con todo firmé mi mejor maratón hasta la fecha,
y no solo en términos de marca personal, sino también en la
sensación de que las experiencias acumuladas me ayudaron a controlar
la carrera física y mentalmente. En la parte final hubo decaimiento,
pero no hundimiento como en las ocasiones anteriores, hice algunas
“paradiñas” para estirar o para beber con tranquilidad en los
últimos avituallamientos, pero no anduve, todos los metros avanzados
fueron corriendo, más deprisa o más despacio, pero corriendo.
Llegue entero, con buena cara y con el convencimiento de que, esta
vez sí, podía quitarme la etiqueta de “novato”…
Aquí dejo mi crónica,
espero que os guste y que sea capaz de transmitir todo que aporta
enfrentarse a un reto como este incluso a un corredor “del montón”
como yo.
“It´s
a long way to the top if you wanna Rock&Roll”
- AC/DC
De la cama a la
línea de salida
Me levanto a las siete y
media de la mañana, no he dormido demasiado, el día anterior tuve
boda y me fui a dormir a eso de las doce y media. En previsión me
había echado una buena siesta, así que aunque no fue un descanso
muy académico creo que tampoco es como para poner excusas.
Ha llegado el día de mi
cuarta Rock&Roll Madrid Maratón y no las tengo todas conmigo,
creo que he entrenado mejor que nunca, con más kilómetros y tiradas
intermedias más largas (entre 14-18 km frente a los 11-14 km de
otras veces), pero mucho entrenamiento, muchísimo, lo he tenido que
hacer en cinta de gimnasio y no sé si eso va a ser bueno o malo.
Además, mi última media fue hace ya un par de meses y no tengo
referencias cercanas de mi estado de forma competitivo. Tengo dudas,
pero ahora solo queda una forma de resolverlas, corriendo…
Lo primero que hago es
desayunar, para dejar una hora y media entre el desayuno y la
carrera, después miniducha y a ponerse el equipo que había dejado
preparado el día anterior. Me unto bien con vaselina dedos,
pantorrillas…En el último momento dudo si llevarme el teléfono o
el ipod, pienso que si el tiempo va a ser lluvioso igual pueden
llegar a ser un incordio...mejor no, voy con lo justo, la electrónica
se reducirá al reloj y el teléfono lo dejaré con la chaqueta en
el guardarropa…
Virgi se ha levantado
temprano para llevarme a la zona de salida en coche (gracias
cariño!!) así que llego puntualmente a las 8:30, queda media hora y
me encuentro frente al edificio de Correos con Manuel (¡que alegría
amigo!), que este año ha venido a por la media. Comentamos, nos
animamos y aún nos llegaríamos a ver durante la carrera.
Justo después me
encuentro con mis compis de trabajo, con Colo y Félix (mi exjefe).
Félix se ha estado entrenando con los grupos de Mapoma y se le ve
fino, pero sé que no puedo permitir que me gané, ¡¡se pondría
gallito y tendría que aguantarle el resto de mi vida!!. Quedan
todavía algunos por llegar pero yo me tengo que ir sin prisa pero
sin pausa al ropero que este año otra vez está en el Retiro a tomar
por…Siempre hay algún problema en Madrid con los roperos, o se
monta el follón o están lejos de la salida. Entre los dos males, la
organización parece que este año eligió el
segundo, a ver qué año nos sorprenden y nos encontramos con una
solución inteligente en este punto…
Llego del ropero y son
las 9:03 , llego con un poco de retraso, así que no puedo juntarme
con las liebres de 4:00 o 4:15, que era mi idea inicial, pero todavía
hay mucha gente saliendo. Imposible ver a Félix, a Colo o a Tomás,
que también corre pero al que no vi frente al edificio de Correos
porque llego más tarde. La temperatura es fresca, pero cae un
chirimiri que hace que esto parezca más San Sebastian que Madrid,
afortunadamente voy con un plástico-chubasquero, del que más de uno
se ríe pero que luego muchos envidiarán. Ha llegado la hora, el
Rock&Roll Madrid Marathon 2015 va a comenzar…
“¡Corred,
insensatos!”- Gandalf en “El Señor de los Anillos”
Km 1 a 6 – De camino
a las cuatro torres
“De camino a las cuatro
torres”, bien podría ser el título de un capítulo del Señor de
los Anillos o algo así pero en este caso es sólo la forma de
describir el primer tramo del maratón de Madrid. Hay que subir desde
Cibeles a las cuatro torres, un poco más allá de Plaza de Castilla.
Pica hacia arriba pero te pilla fresco, aún así, y precisamente
sabiendo que esa sensación de frescura del principio es peligrosa,
voy conteniéndome, quiero correr con la sensación de que voy casi
paseando, sin esfuerzo, sin querer hacer muchos requiebros para ir
adelantando a la gente. El resultado es que hago los primeros 5km en
28:29, el parcial más lento en las cuatro maratones que llevo, una
buena señal…
La lluvia hace que la
carrera no sea tan animada como en años anteriores, y me dio la
impresión de que, tal vez también por la lluvia, hubo menos bandas
tocando a lo largo del recorrido. En cualquier caso sí que quedan
bastantes incondicionales que han venido para animar, ¡gracias!.
Después de estos 6
kilómetros de calentamiento sé que me espera una bajada prolongada
hasta la mitad del maratón prácticamente, un recorrido agradable en
donde hacer buenos tiempos sin esforzarse demasiado, pero claro, esos
segundos que parece que vas ganando no son ganancias, sino más bien
préstamos a los ojos del veterano…
“Si quieres que el
tiempo pase deprisa firma un pagaré a 90 días” R.B. Thomas -
Filósofo
Km 6 al 20 – Volando
hacia Sol
En el maratón de Madrid
bastantes corredores piensan que van fenomenal cuando van por el
kilómetro 20 y llegan a Sol. Entre las cuatro torres y Sol tienes
14km de bajada en donde parece que vas volando, especialmente hasta
el kilómetro 15, en cualquier caso no hay que animarse demasiado.
Apretar en la primera parte del maratón de Madrid es pedir un
préstamo que luego te cobran con intereses de usura cuando sales de
la Casa de Campo. Lo mejor es aprovecharse de la pendiente dejándose
llevar pero seguir tranquilo. Para mí que soy un corredor pesado las
bajadas me vienen bien, sin esfuerzo voy ganando puestos que se que
perderé cuando lleguen las subidas.
En este tramo la lluvia
aún no aprieta demasiado, en el kilómetro 8 más o menos vuelvo a
encontrarme con Manuel, siempre es bueno encontrarse con alguien
conocido, no sé explicar muy bien por qué, pero se agradece. Le
veo, le saludo y tiro. En el kilómetro 12 más o menos he alcanzado
al globo de 4h 30mins. En el kilómetro 13 se supone que me esperan
para animarme, pero también se suponía que yo iba a ir entre el
globo de 4h y el de 4h 15m, que pena, con la ilusión que me hacía.
Cuando paso por el kilómetro 13 me acuerdo de mi maratón del año
pasado y de Miguel Martel, ¿estará hoy por aquí?...
Intentando no esforzarme
voy llegando a Sol, se aproxima el final del “préstamo”. Sol es
uno de los mejores puntos del maratón de Madrid, uno de los de mayor
animación, la calle se estrecha un poco, pero el pelotón está ya
estirado.
Mi chubasquero ha ido
aguantando, los que en la salida me miraban como friki ahora miran
con envidia mi plástico corricolari, lo sé :-p…
Llego al kilómetro 20 en
1:49:56, ya he sobrepasado a los “fantasmas” de mi primera y
tercera maratón, pero el de mi MMP me saca más de cuatro minutos,
no obstante sé que tendré mi oportunidad, que el fantasma de mi MMP
se hunde al final y que ahí tendré que dar el hachazo…
“
La temperatura es
la velocidad media de las partículas” Hervé Poirier, periodista
científico
Km 20 al 30 – De Sol
a superar la Casa de Campo, mi termómetro del maratón de Madrid
Tengo que admitirlo,
hasta ahora para mí este era el tramo crítico del maratón de
Madrid, en los tres anteriores cuando salía de la Casa de Campo ya
sabía que estaba “muerto”, mi ritmo había caído y sobre todo
mi cabeza pensaba que aún me quedaban doce kilómetros en lugar de
pensar que ya solo quedaban doce kilómetros, así que aquí
consideraba esencial salir vivo de este tramo. El tramo comienza con
una subidita por Ferraz hacia la media maratón, para después
recibirte una tentadora bajada hacia la avenida de Valladolid, en
esta ocasión pude mantener el ritmo sin forzar demasiado y los
glúteos no me habían empezado a doler como en otras ocasiones.
Entrando ya en la Casa de
Campo la lluvia cae fuertecito. Yo pillo un gel a la carrera, y al
abrirlo me meto medio gel en el ojo..jo…..Bueno, con la lluvia se
me limpia casi solo. En la Casa de Campo empiezan a llegar las
primeras devoluciones del préstamo, las primeras cuestas que duelen y
los primeros atisbos de dolor muscular en los glúteos…Pero estoy
mejor que otros años, el parcial del 25 al 30 lo hago en 6min/km, y
logro recortarle medio minuto al fantasma MMP, que aún me saca casi
4 minutos. El tramo se acaba con la subida “asesina” de la Casa
de Campo en el kilómetro 30, una cuesta que duele pero que subo
corriendo sin quejarme mentalmente. Esta vez cuando estoy saliendo de
la Casa de Campo y siento como estoy no pienso que aún faltan 12km,
esta vez sólo quedan 12km, esta vez el termómetro de la Casa de
Campo dice que vamos bien.
“Solo no puedes, con
amigos sí” – La Bola de Cristal
Km 30 al 35 –
Buscando refuerzos contra el muro
Muy bien, he pasado la
prueba de la Casa de Campo, pero no soy tan ingenuo como para pensar
que lo que queda va a ser fácil, precisamente por eso me he buscado
una liebre que me espera en el kilómetro 35, mi hermana Silvia. Ella
ha sido sin duda la deportista de la familia, ha ganado carreras
populares, ha sido campeona de Madrid de salto de altura, campeona de
Madrid de baloncesto en varias ocasiones…pero hace ya cuatro o
cinco años que eso pasó a ser historia, en cualquier caso, yo
confiaba en eso de que “el que tuvo retuvo”, y en su orgullo de
deportista así que hace mes y pico le pedí que me acompañara en el
último tramo del maratón y quedamos en que me esperaría en
el kilómetro 35. Desde que salí de la Casa de Campo me monté una
“etapa mental”, con meta en el kilómetro 35, (¡vamos son solo
5km más y llegan los refuerzos!). Entre medias, otra cuesta de las
que te ponen el culo como una piedra en la calle Segovia. Superé la
cuesta sin andar, otro hito más, otra mejora respecto a ediciones
anteriores…
Ya estamos llegando al
kilómetro 35, vamos despacio, veo a mi hermana esperando, que
alivio, ¡gracias hermanita!. El parcial me sale a 6:06min/km, el
fantasma empieza a sufrir, él ha andado por la calle Segovia y ya
solo me saca 3 minutos.
“Corre hasta que no
puedas más, y después corre un poco más” – Scott Jurek,
ultracorredor
Km 35 al 40 – La
última cuesta…¡¡no andes!!
Tengo liebre, tengo apoyo
pero también empiezo a tener cemento en las piernas…Si fuera en
llano no me importaría tanto, pero esto es Madrid, y del kilómetro
35 al 40 es una continua cuesta que no te pilla precisamente en el
mejor momento. Intento hipnotizarme mirando los pies de mi liebre
pero hay un momento en el que estoy tan agarrotado que decido hacer
una paradiña de 20 segundos el kilómetro 36 y estirar un poco. No
quiero andar, quiero hacer todo el recorrido corriendo, así que
cuando me paro me paro y después de esos 20 o 30 segundos vuelvo a
arrancar. Los avituallamientos del kilómetro 37 y 40 son también
dos puntos muy tentadores donde también hago paradiña, y en el 38 y
medio creo que el músculo que se ha hecho bola es el vasto interno en ambas piernas a la vez.
En total hice cuatro paradiñas técnicas en este tramo lo que hizo
subir el promedio del tramo a 7 minutos por kilómetro, una “pérdida”
asumible y desde luego menor que la de hacer cacos (caminar-correr).
Llegando al kilómetro 40
sé que ya se acaba el suplicio, de corazón, pulmones y coco voy
bien y sé que puedo recuperar un ritmo decente en el llano y pequeña
bajada que vienen a continuación. No has andado, ¡muy bien!,¡lo
vas a conseguir!. Mi fantasma MMP me saca ya solo un minuto en el
kilómetro 40 y sé que va hecho polvo, si recupero el ritmo la MMP
es mía, ¡solo hay que correr un poco más!.
“
Nuestro destino
nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas” – Henry
Miller, escritor
Km 40 al 42,195 –
Hasta la meta en mi mejor maratón
Queda poco, ya no es
cuesta arriba y tenemos pulmones, cabeza y unas piernas que con el
cambio de pendiente me dicen que están dispuestas a cooperar, así
que vamos a por la meta. La lluvia sigue cayendo fuerte, pero ya no
me importa, hace frío, pero en ese momento no me doy cuenta, estoy
muy contento, hoy por fin estoy acabando con la sensación de que
hice un buen maratón. Silvia se para en el 41, poco antes de llegar
a la puerta de El Retiro, ¡gracias y mil gracias!, yo continuo, paso
por la puerta y me quito mi “chubasquero”, no vaya a ser que
después de esta gesta haya algún problema administrativo porque no
sea visible mi dorsal al entrar en la meta. Cuando quedan 500 metros
oigo mi nombre “¡¡Óscar!!”, ¡que bien!,¡vienen a verme!, me
acerco a la valla y lanzo un beso a la carrera,¡gracias cariño!,
queda muy poco, cada vez menos, el viaje se acaba, ya no soy
novato…Paso por debajo de la meta, 4h 7min 38s, ¡MMP!, no es un
supertiempo, pero yo sé lo que me ha costado, sé que el corredor que terminó esta maratón es bastante mejor que el que la empezó.
Y colorín colorado, esta
historia de mi cuarta maratón se ha acabado…Desde luego que este
maratón tiene algunas anécdotas más, tiene su propia vida y sus
propias conclusiones, pero creo que eso en todo caso eso merecería
post aparte que tal vez escriba próximamente, espero en todo caso,
que quien lo haya leído haya sacado algo positivo, aunque sea el
mero entretenimiento.